Joaquín Poli "El Rey"en el Enduro del Verano 2025

El piloto de Kawasaki dejó su sello en la edición que celebró los 30 años de este clásico del deporte motor argentino.
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Las huellas en la arena no mienten. Tres décadas de historia, rugidos de motores que resuenan en el alma y una fiebre de adrenalina que cada febrero se apodera de Villa Gesell. La 30ª edición del Enduro del Verano no fue solo una competencia; fue un manifiesto de velocidad, resistencia y locura mecánica que atrajo a más de 130.000 personas y a 1.173 inscriptos.

JOAQUÍN POLI Y LA GLORIA EN LA ARENA
El circuito de 12,5 kilómetros, con sus dunas traicioneras y rectas asesinas, volvió a poner a prueba el temple de los competidores. Y en ese infierno de arena, uno brilló con luz propia: Joaquín Poli. El piloto de Kawasaki. se llevó el triunfo con la solvencia de un verdadero maestro, revalidando su victoria de 2019 y consolidando su legado.

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“Del enduro no conocíamos mucho, pero desde que empezamos a venir al Enduro del Verano nos dimos cuenta de que esta carrera tiene algo especial”, dijo Poli tras su victoria. “Te guste o no la carrera, todo el mundo está enterado de esto y todo el mundo habla del EDV. Por eso hay que estar y tratar de estar lo más adelante posible por eso estoy contento de haberme llevado otra victoria”. Es verdad. No hay piloto, mecánico o aficionado del off-road que en algún momento de su vida no hable del EDV. Es una religión.


El podio fue un festín de emociones. Su hermano, Agustín Poli, terminó tercero tras remontar de manera heroica en la última vuelta luego de chocar con un rezagado y correr buena parte de carrera con una mano herida producto del esfuerzo. En el medio, el belga Cyril Genot (Honda) completó el trío de élite. Detrás de ellos, los franceses Camille Chapeliere y Sot Maxime (ambos de Fantic) cerraron el Top 5, confirmando que la batalla en la arena fue internacional.

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CUATRICICLOS: EL REINO DE NAHUEL COLEUR
 

Después de la carrera de las motos, los cuatriciclos tomaron la escena con su propio show de furia mecánica. Nahuel Coleur se impuso ante Lucas Estomba y el inoxidable José Guerra, quien sigue persiguiendo su sexto título para igualar el récord de Javier Altieri.

Si algo caracteriza al EDV es que los gladiadores sobre ruedas no solo buscan ganar, sino escribir su nombre en la historia. Y este 2025 no fue la excepción.

EL SHOW MÁS GRANDE DE LA ARENA

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El Enduro del Verano es mucho más que una carrera. Es un carnaval de motores donde los stands de las marcas se convierten en templos de culto para los fanáticos. Fox Racing, como siempre, fue uno de los más visitados, con su nueva línea Adventure que causó furor entre los amantes del equipamiento premium.

Honda, por su parte, se ubicó en un sector privilegiado, justo bajo el arco de acceso principal, mostrando sus últimos modelos y repartiendo recuerdos a los fanáticos. Mientras tanto, Stark Future aprovechó la ocasión para anunciar la inminente llegada de su modelo eléctrico de enduro, anticipando un cambio de paradigma en la competición.

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El ELF Café fue otro de los puntos de encuentro más cotizados, donde los asistentes pudieron disfrutar de un buen café mientras veían de cerca el show de Freestyle. Porque el EDV no es solo un evento: es una experiencia.

La nostalgia tuvo su lugar con la carrera Vintage, patrocinada por ELF, donde veteranos del motocross revivieron la gloria sobre motos de otra época. Un evento que no solo sirvió de antesala para la gran final, sino que también demostró que la pasión por el enduro no entiende de edades.

 “Siempre decimos que la edición pasada fue la mejor de la historia, pero eso es algo que venimos diciendo hace muchos años. El Enduro del Verano es una carrera que se supera a sí misma”, aseguró Josi Zen, uno de los organizadores. Y no se equivoca.

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Mientras los últimos equipos desmontaban sus carpas y los últimos motores se apagaban, quedaba flotando en el aire esa mezcla de adrenalina, sudor y emoción que solo el EDV sabe dejar. En cada grano de arena pisado, en cada rugido de escape que aún resonaba en la memoria de los espectadores, quedaba grabada una nueva página en la historia de esta locura de tres décadas.

Para algunos, fue una batalla ganada. Para otros, una revancha en espera. Pero para todos, sin excepción, fue una confirmación de que el Enduro del Verano no es solo una carrera: es una leyenda viva que se alimenta de la pasión de quienes la corren y de quienes la sueñan desde las tribunas.

Y cuando la arena en suspenso finalmente se asienta y el eco de los motores se desvanece, solo queda una certeza: en un año, volveremos. Porque esto no se trata de ganar o perder. Se trata de sentir, de vivir y de ser parte de algo inmenso.

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